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La opinión de los alumnos de la FCA

Sí se puede. Diego Schoening la muestra.

 

Por León Felipe Sánchez Ambía

Correo: leonfelipe@sanchez.mx

Twitter: lion05

 

Mucho he hablado en esta columna sobre los nuevos modelos de negocio, las nuevas formas
de distribución de contenidos, los derechos de autor y los nuevos usos y
costumbres del consumidor en relación a los artistas. Diego Schoening, conocido
por todos los que en algún momento temprano de nuestra vida escuchamos al grupo
Timbiriche, ha vendido nada más y nada menos que 808 mil copias de su nuevo
disco “Lo Que Soy”. Para quienes piensan que no se puede innovar y ser
económicamente exitoso, aquí una muestra de que sí se puede.

 

A través de la distribución de su disco, producido de forma independiente por su propio sello
musical, en alianza con Ace y Blockbuster, Diego Schoening ha logrado romper
récords de ventas en México. La estrategia fue tan sencilla y evidente que a
nadie más se le había ocurrido: cambiar el modelo de negocio.

 

Mediante la distribución en las cajas de detergente, logró colocar 308 mil copias de su
producción. ¿El costo para el consumidor? Cero pesos. En su alianza con
Blockbuster logró colocar 500 mil copias de su obra. ¿El costo para el
consumidor? Cero pesos.

 

Esto no quiere
decir que el artista no haya ganado dinero. Por supuesto que ganó dinero. El
costo fue absorbido por cada una de las compañías con las que se alió. ¿Cuánto
ganó? No tengo el dato pero, sin temor a equivocarme, me atrevo a asegurar que,
al menos, tres veces más de lo que hubiera ganado si hubiera comercializado su
disco a través de los canales y formatos tradicionalmente utilizados en la
industria.

 

En realidad lo que menos importó en este modelo fue el soporte físico. Diego, como gente que
ha evolucionado y crecido con las tecnologías de la información de forma
natural, supo reconocer que en el entorno actual, la venta de soportes físicos
y uniformes es lo que menos importa. Se dio cuenta de que la obra es
susceptible de traducirse en ganancias económicas independientemente de que se
vendan copias físicas en anaqueles o de que se distribuya aprovechando nuevos
medios y modelos de negocio.

 

No quiero especular sobre el precio de venta pero me gustaría que reflexionáramos. Si
Diego vendió cada disco en 10 pesos, lo mismo que cuesta un disco pirata en el
metro o puestos ambulantes, ya bajó el costo notoriamente respecto del precio
que tendría en anaqueles si se hubiera distribuido por los canales
tradicionales y además ya pudo competir con su peor enemigo que es el CD del
metro. Eso es mucho dinero. Son más de 8 millones de pesos. Imaginémonos que no
fue así. Que sus aliados no quisieron pagar 10 pesos por el disco, que pagaron
3 pesos. El resultado sería que un producto legítimo estaría en el mercado por
una fracción del precio establecido para las obras distribuidas por los canales
tradicionales y a un 30% del precio del producto pirata. ¿Ustedes a quien le
comprarían? ¿A Diego o al señor del metro que nos ofrece un producto ilegítimo
a un precio tres veces más caro que el original? A Diego!!!

 

Esto me hace reforzar mi teoría de que el modelo de negocio es lo que está agotado. No es la
gente que quiera comprar obras reproducidas sin autorización del titular. Es la
gente que pide un precio justo y un medio adecuado para la distribución y
consumo de este y otro tipo de obras.

La industria todavía se puede salvar. Nada más tienen que pensar en dos cosas.
El modelo que intentan sostener está agotado por un lado y por el otro, el
nuevo modelo no les dará a ganar lo que estaban acostumbrados y por lo tanto
tendrán que innovar.

 

Opinión Personal

 

            Este artículo me pareció muy interesante, puesto que últimamente se ha escuchado mucho en las noticias acerca de la propuesta que se encuentra en el senado para que el delito de la piratería se persiga de oficio, es decir, que cualquier policía pueda arrestar a quien se encuentre vendiendo piratería; esto debido a las grandes pérdidas que la misma le ocasiona a la industria del cine y de la música.

 

            Las pérdidas de estas industrias se deben en gran parte a la piratería, pero también a que no han intentado nuevas formas de distribuir sus productos, en este caso la música original. Se han
manejado descargas de las canciones directamente desde el sitio del artista o disquera que produce el disco a cambio de una cuota, que sigue siendo mayor que el costo de un CD pirata.

 

            El artículo plantea un nuevo camino en la distribución de los discos originales, que parte de la unión del artista con un producto que la gente tenga en mente, esto con la idea de impulsar la venta del producto mediante la promoción que incluya el disco en él, y a la vez garantiza la venta del disco. Esto posibilita que el artista o disquera tenga ingresos garantizados y evita que el cliente acuda a comprar el disco pirata.

 

 

Esparza Salvador Rodolfo

Grupo 262

 

 

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