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La opinión de los alumnos de la FCA

Planificando mi libertad financiera

Zepeda Gutierrez Ana Karen

Análisis Financiero

Grupo: 251


Planificando mi libertad financiera

 

ECO. GLORIA AYALA PERSON

 

Lo único constante es el cambio.

Reconociendo esto debemos admitir que la población de nuestro país también se ha ido modificando en su estructura. Hace 30 años era bastante normal que los matrimonios tuvieran 6, 8 o 10 hijos. Hoy en día, el promedio de hijos por pareja va de 1 a 3, por lo general.

Por otro lado, hace 30 años la esperanza de vida al nacer era de 65 años mientras que actualmente la misma llega a cerca de 80 años. Esto implica que, si antes las personas se jubilaban a los 60 años y tenían 6 o más hijos, probablemente en la mayoría de las familias los hijos podían hacerse cargo de mantener a los padres por un promedio de 5 años. Entonces, entre 6, por ejemplo, era sencillo mantener a 2 personas por 5 años teniendo en cuenta además que en ese entonces no se tenían los mismos gastos ni opciones de consumo que en la actualidad tenemos.

 

La vida presente

Hoy día, una persona de 60 años que pasa a jubilación no puede ser considerada anciana ni mucho menos, pues aún se trata de una persona con alta energía productiva lo que se traduce en su interés por seguir consumiendo. Solo como ejemplo, podemos citar que esta persona probablemente quiera contar con casa, auto, ropa de calidad, internet, tv cable, celular y otros servicios y productos que implican costos de calidad de vida.

Estos cambios en la población y en sus gustos de consumo son reales pero lastimosamente debemos reconocer como un hecho que los cambios en los hábitos de ahorro e inversión no se han dado en la misma medida.

Entonces, quienes no hayan tenido la previsión de ahorrar e invertir, para llegar a su jubilación con un fondo adecuado para mantener su calidad de vida, llegarán a los 60 años teniendo aún más de 20 años de vida por delante y supongamos que con dos hijos en promedio.

Estos hijos, convertidos en jóvenes adultos, deberán aportar para la manutención de sus padres además de mantener a sus propios hijos, debiendo al mismo tiempo ahorrar e invertir para su propio futuro, con una expectativa de vida más larga y con costos más elevados que los actuales.

Por todo lo descrito, podemos claramente identificar que esto difícilmente será viable pero por sobre todo no es digno trabajar toda la vida para luego necesitar que nuestros hijos nos mantengan por más de 20 años.

El término jubilación viene de la palabra júbilo ya que esta debería ser una etapa de disfrute en nuestra vida pero, para que ello sea posible, nos corresponde durante la etapa productiva tomar los resguardos necesarios para mantener nuestra salud financiera estable.

En cada etapa

Quienes evalúen que podrán incrementar su potencial de ingresos financieros constantemente hasta los 60 años deberían considerar que generalmente las empresas buscan contratar, para diferentes cargos desde operativos hasta gerenciales, a personas con una edad máxima de entre 35 a 40 años, quienes ya cuentan con título universitario y además con experiencia de más de 10 años.

Por lo tanto, podríamos interpretar que el ciclo de productividad económica no es precisamente plano o ascendente desde el primer empleo hasta la jubilación sino que presenta fluctuaciones. Claro está que los picos de comportamiento del ciclo dependerán de cada profesión o actividad. Así, un futbolista se estaría jubilando de esa profesión quizás a los 35 años mientras que un médico podrá incrementar sus ingresos quizás hasta los 65 años, pero recordemos que en ésta última profesión se empieza a percibir ingresos recién pasados los 30 años a diferencia de otras profesiones.

Entonces, cada persona podrá ir notando sus propios ciclos de productividad, acorde a su experiencia de vida y a la manera en la que recibe sus ingresos activos, sean estos a través de una actividad dependiente, ya sea del sector público o privado; independiente, siendo profesional, técnico o comerciante; o bien como empresario en forma de rentabilidades.

Usualmente, hasta los 18 años nuestros padres o tutores deciden por nosotros, quizás gracias a ello este ciclo es el menos volátil en cuanto al logro de metas, las cuales están preestablecidas normalmente por el sistema educativo. Existe una alta dependencia de la familia y del entorno. Es la etapa en la cual se desarrolla el carácter y la personalidad basados en valores morales y éticos que marcan huellas en nuestras decisiones futuras.

Entre los 18 y los 40 años quizás nos encontremos en la etapa de mayor descubrimiento y consolidación, pues se toman decisiones fundamentales para la vida, empezando por la profesión, actividad económica, establecimiento de una familia propia, nuevas redes de amistades y otras más. En este ciclo se logra el máximo potencial productivo que servirá para el mantenimiento de la persona y su familia en el futuro.

A partir de los 40 y hasta los 60 años se fortalecen las decisiones que tomamos en el ciclo anterior, pues en éstos años nos repercuten fuertemente los éxitos sembrados como también las consecuencias de decisiones incorrectas. Nuevos desafíos, como una carrera profesional o inicio de nueva familia, resultan más difíciles de encarar, aunque por un lado la madurez de los años trae consigo mejores consejos pero por otro la prudencia atenta contra cambios radicales, quizás marcada por la propia experiencia, prejuicios y paradigmas.

En esta etapa los ingresos sufren variaciones, en la primera década tienden a estabilizarse para inclinarse en forma descendente en la segunda, además es probable que la persona se encuentre con un incremento en los gastos pues con los años la familia a su cargo crece, aumentan los compromisos financieros, se busca mejorar la calidad de vida y todo ello implica mayores gastos y posiblemente incluso una disminución de las horas laborales.

Las relaciones laborales y familiares sirven de sustento a la estabilidad y equilibrio de la persona, tanto en el ámbito financiero como en lo personal, profesional, comunitario e incluso espiritual, pues son las redes y vínculos desarrollados en las dos etapas anteriores las que impactan en las creencias propias y en la forma de vida.

De los 61 años en adelante se encuentra la etapa de disfrute, donde todas las decisiones tomadas en las dos etapas anteriores repercuten directamente en su calidad de vida y dignidad financiera. Las preocupaciones se centran en el bienestar de la familia y de la sociedad, buscando usualmente dejar un legado moral y económico para sus allegados.

Todo esto nos compromete a desarrollar habilidades y tomar decisiones financieras de manera consciente dentro de cada etapa, pues nuestro equilibrio financiero dependerá de que la búsqueda de estabilidad económica se corresponda a las oportunidades reales que el mercado nos presente como opciones válidas, y no precisamente de las ganas o entusiasmo que cada uno esté dispuesto a brindar.

Las huellas que dejamos en la vida no dependen de lo largo del camino transitado sino de lo fuerte de cada paso. Cuánto más conscientes estemos de nuestro presente, podremos superar los obstáculos del pasado y planificar las metas del futuro.

 

Autor:

Economista. Gloria Ayala Person

Página de internet:

http://economia.terra.com.mx/noticias/noticia.aspx?idNoticia=201308072339_TRR_82406487

Fecha y lugar de edición:

07 de Agosto de 2013, México.

Comentario:

Cada uno de nosotros, independientemente de la profesión que hemos escogido, debemos planificar nuestras finanzas. Existe una etapa de nuestra vida a la que todos en algún momento llegaremos (si tenemos vida para entonces), esa etapa, es la etapa de la jubilación.

Muchos de nosotros por el hecho de ser jóvenes posponemos el ahorro por satisfacer nuestras necesidades inmediatas, no obstante, si queremos que verdaderamente sea una etapa de júbilo, debemos asegurarnos de que cuando tengamos alrededor de 60 años contemos con el dinero suficiente para vivir de manera digna. Si verdaderamente nos esforzamos, podemos tener una vida productiva que nos lo permita.

 

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