Los siete pasos ineludibles para una buena estrategia de marketing directo
Los siete pasos ineludibles para una buena estrategia de marketing directo
El marketing directo es, y lo seguirá siendo durante los próximos tiempos, el Santo Gral. de los marketeers. La rápida posibilidad de segmentar, personalizar mensajes, atraer y retener clientes, son los tres dotes esenciales del matrimonio entre internet y el marketing directo.
6. Tener una mentalidad adaptada a las nuevas tecnologías. Para Rosenspan, "internet y todo lo que la rodea, lo que hay ahora y lo que vendrá, en esencia, no cambia demasiado las cosas en el márketing, si acaso, pone a prueba con más fuerza las estrategias y nos devuelve con mayor rapidez la respuesta de si algo funciona o no". El cambio quizás está en un consumidor mucho más exigente, con poco tiempo, que requiere mucha información, la posibilidad de contrastar la veracidad de lo que le ofertamos y que, no lo olvidemos, es mucho más difícil de conservar que un consumidor tradicional. "El dicho de si construyes un web site, los clientes vendrán, no es cierto. Cada vez más y más compañías están descubriendo que internet debe formar parte de su estrategia integral de márketing, que no es un elemento más".
7. La publicidad es un gasto, pero el márketing directo es una inversión. "Siempre hemos oído hablar de ello, y es cierto, pero se puede profundizar un poco más. El márketing directo es una inversión comparable a otras que hacemos para conservar o potenciar nuestro negocio: equipos, empleados, un local para una nueva tienda... Todo lo que hay que hacer es determinar el retorno por esa inversión para decidir en qué lugar debemos poner nuestro dinero" En esto, para Rosenspan, hay un elemento fundamental: el valor de la cartera de clientes. "Mucha gente está comprendiendo justo ahora que el valor real de una compañía no se mide por sus productos, ni por su inventario, su capitalización o sus stocks, sino por las características de su cartera de clientes (customer base). Y el objetivo de todo negocio debe ser, en consecuencia, incrementar el valor de su cartera de clientes. Este valor es cuantitativo, pero, sobretodo, cualitativo, y es ahí donde debe incidir nuestra estrategia de inversión en márketing". "Básicamente, son tres las reglas de oro: Tratar al cliente de un modo diferenciado. Alguien que ya nos ha comprado algo no tiene por qué recibir el mismo tratamiento que un ’prospect’ (cliente potencial). Tratarlos lo mejor posible, ofrecerle servicios, premios, actividades y valor añadido en relación con el producto, pero, sobretodo, dirigidos a sus necesidades y características personales y, por último, hacerles saber que son muy importantes para la empresa, que sepan que lo sabes, que sabes qué necesitan, qué hacen y que sabes cómo ayudarles". FUENTE: Federico Hernández Plasencia |
"Siempre hemos oído hablar de ello, y es cierto, pero se puede profundizar un poco más. El márketing directo es una inversión comparable a otras que hacemos para conservar o potenciar nuestro negocio: equipos, empleados, un local para una nueva tienda... Todo lo que hay que hacer es determinar el retorno por esa inversión para decidir en qué lugar debemos poner nuestro dinero" En esto, para Rosenspan, hay un elemento fundamental: el valor de la cartera de clientes.
"Mucha gente está comprendiendo justo ahora que el valor real de una compañía no se mide por sus productos, ni por su inventario, su capitalización o sus stocks, sino por las características de su cartera de clientes (customer base). Y el objetivo de todo negocio debe ser, en consecuencia, incrementar el valor de su cartera de clientes. Este valor es cuantitativo, pero, sobre todo, cualitativo, y es ahí donde debe incidir nuestra estrategia de inversión en márketing".
Comentario
"Básicamente, son tres las reglas de oro: Tratar al cliente de un modo diferenciado. Alguien que ya nos ha comprado algo no tiene por qué recibir el mismo tratamiento que un *prospecto* (cliente potencial). Tratarlos lo mejor posible, ofrecerle servicios, premios, actividades y valor añadido en relación con el producto, pero, sobre todo, dirigidos a sus necesidades y características personales y, por último, hacerles saber que son muy importantes para la empresa, que sepan que lo sabes, que sabes qué necesitan, qué hacen y que sabes cómo ayudarles".
Zúñiga Santiago Mayerlin
Grupo 262
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