EL DOCTOR NIGERIANO QUE DESTAPÓ LA CRUDA REALIDAD DEL FÚTBOL AMERICANO
Alejandra Dávila Del Carmen
Grupo:242
Acaba de llegar a las carteleras de nuestro país La verdad oculta. Protagonizada por Will Smith y dirigida por Peter Landesman, se trata de un biopic sobre Bennet Omalu, un doctor de origen nigeriano cuyas investigaciones sobre el fútbol americano pusieron de manifiesto los trastornos neuronales provocados por la práctica del deporte.
"La gente está contando cosas malas sobre ti, Mike. Y puedo ver que algo está mal, pero no puedo hacerlo solo. Por favor, ayúdame. Te necesito para contar lo que pasó".
Son palabras de Omalu a Mike Webster, un ex-jugador al que está realizando la autopsia. Efectivamente. Bennet Omalu habla con los muertos.
Cada vez que aparece un cadáver en su clínica, le agarra del brazo y le pide que ponga de su parte mientras disecciona cada fracción de su cuerpo inerte. A su lado, las auxiliares le van pasando las pulcras herramientas que utiliza para su trabajo. En ocho años en Estados Unidos, nunca ha tenido problemas. Su carrera es excepcional mal que a muchos les pese.
Webster, antiguo jugador de los Pittsburgh Steelers, ha muerto a los 50 años, después de varias depresiones e intentos de suicidio. Falleció después de estar viviendo en la parte de atrás de su coche, donde llevaba semanas sin ducharse y se alimentaba a base de barritas energéticas
No obstante, el cadáver no presenta ninguna rareza. Parece claro que ha muerto por un paro cardíaco. Pero Omalu no lo quiere dejar ahí. “Puede que haya sido la causa de su muerte, pero no la razón", sentencia.
Así comienza la odisea de Bennet Omalu, quien por unos años fue temido y repudiado por los seguidores del fútbol americano. Y todo por contar lo que le pasó a Webster. Todo por decir que los más de 70.000 golpes que recibió en la cabeza mientras jugaba al deporte más emblemático de EEUU tuvieron que ver con su muerte.
Después de tres años investigando lo sucedido con Webster y otros varios antiguos deportistas, Omalu publicó un artículo junto a sus compañeros de la Universidad de Pittsburgh. El título declaraba sus intenciones: " Encelopatía traumática crónica (CTE) en los jugadores de la NFL".
Era la primera vez que aparecía este concepto. Básicamente, venía a decir que las personas que reciben reiteradamente golpes en la cabeza acaban sufriendo una degeneración gradual de la función cerebral. Por tanto, pese a que no juegues a fútbol desde hace años, puedes acabar teniendo serios problemas de concentración, memoria, confusión, desorientación y dolor crónico.
En el artículo, Omalu pedía a los doctores de la liga de fútbol americano que lo tuvieran en cuenta. No para acabar con el deporte (tal y como algunos le acusaron), sino para buscar una solución mientras se practica.
Sin embargo, tras las presiones por parte del doctor para que dieran una respuesta firme, el Comité de Contusiones de la NFL escribió una carta en la que buscaba echar por tierra el estudio del nigeriano. “El argumento de Bennet Omalu está totalmente equivocado. El informe es un despropósito", contestaron.
El doctor Omalu no sabía cómo reaccionar. Las personas a las que había intentado ayudar le dieron un portazo en los morros. Y, lo peor, sin dar ninguna base científica. Porque a los seguidores del fútbol no les hacía falta. Con la afirmación de que sus hijos podían seguir jugando tranquilos les bastaba.
Pero la cabezonería del inmigrante no le dejaba olvidar el tema. Había descubierto algo muy importante que necesitaba ser escuchado. Y no iba a parar hasta salirse con la suya.
Gracias a una segunda muerte relacionada con el anterior, el doctor continuó con su investigación. Esta vez el fallecido era Terry Long. También había jugado para los Pittsburgh Steelers y se había suicidado con 45 años al beber anticongelante. Las depresiones que había padecido le acercaban mucho al caso de Mike Webster, pero su cerebro esclarecía todavía más que podría tratarse de un caso de CTE.
Long tenía el cerebro de una persona de 90 años, con Alzheimer muy avanzado. El deterioro que había sufrido se adaptaba perfectamente a sus últimos días en la Tierra. Pero Omalu sabía que iban a decir que se trataba de una casualidad. De una excepción más. Así que buscó más casos de este tipo, entre los que encontró los siguientes:
Justin Strzelczyk, de los Pittsburgh Steelers. Murió a los 36 años tras chocarse con un camión cisterna al conducir en contra dirección a 140 km/h para evadir a la policía.
Andrew Waters, de los Philadelphia Eagles. Se pegó un tiro en la cabeza a los 44 años después de estar varios años sufriendo depresión.
Tom McHale, de los Tampa Bay Buccaneers. Tenía 45 años cuando se suicidó con una sobredosis de fármacos que le habían recetado para sus problemas psicológicos.
Publicado en noviembre de 2006, el segundo informe fue respaldado por Julian Bailes, un reputado neurocirujano que trabajó junto a la NFL. Gracias a ello, la liga dejó que los doctores presentaran el estudio en su sede. Así, en verano de 2007 ambos doctores prepararon un simposio en el que demostrarían que el CTE existía y pedirían que se hiciera algo al respecto.
Pero esta solo fue una decepción más para Bennet Omalu, a quien censuraron – no le dejaron entrar en la sala, ya que solo querían oír a Bailes–, demostrando que su acto solo era una manera de acabar, por fin, con la pesadilla en la que se había convertido.
Los doctores de la NFL refutaron la hipótesis de Omalu y le dejaron en ridículo. A la salida, tuvo que escuchar insultos racistas y frases como “Te quieres cargar el fútbol americano. Con que solo un 10% de las madres te hagan caso y consideren que es peligroso para sus hijos, acabarás con este deporte”.
Durante los siguientes meses, llegaron a revisar el permiso de residencia de Omalu y su esposa para que fueran extraditados. Y su jefe, el patólogo Cyril Wecht, fue despedido. Todo ello mientras decían que el CTE solo podría afectar a boxeadores y jinetes de caballos, escudando siempre al deporte rey de EEUU.
La situación era más grave que nunca. Omalu veía como todo por lo que había luchado se desmoronaba a causa de su investigación. Pero, cuando ya no vislumbraba la luz al final del túnel, Dave Duerson murió.
El 17 de febrero de 2011, Dave Duerson se disparó en el pecho. El antiguo jugador de los Chicago Bears murió dejando una nota de suicidio donde decía que Bennet Omalu tenía razón. Que donaba su cerebro para que se investigara con él. Porque, aunque en el pasado no creía nada de lo que el doctor decía, había experimentado en su propio cuerpo los efectos del CTE.
Después de esta revelación, las investigaciones al respecto cobraron fuerza. Desde la NFL reconocieron que existía un riesgo en el fútbol americano y comenzaron a poner medidas al respecto.
Por su parte, Omalu continuó investigando y descubrió que la patología también podía darse en veteranos de guerra, relacionándose directamente con el estrés postraumático.
Finalmente, todo su esfuerzo tuvo una grata recompensa. El gobierno de Barack Obama le ofreció ser doctor para Washington DC, pero rechazó la oferta.
En febrero de 2015, Bennet Omalu se convirtió en ciudadano oficial de Estados Unidos de América. El inmigrante odiado que vino al país de la barras y estrellas para "acabar con su deporte por excelencia" ya es reconocido como uno más. Y aunque han tenido que pasar más de 20 años para que así sea, Omalu ha cumplido un sueño que hace una década se le antojaba imposible.
OPINIÓN PERSONAL:
De acuerdo con el artículo anterior me gustaría comentar que la experiencia que vivió el Dr. Omalu es una clara muestra de no darse por vencido y siempre tener muy claro sus ideales, ya que a pesar que nadie creía en él y pensaban que sólo quería terminar con el deporte del futbol americano, él nunca se dio por vencido, sin importar que dicho deporte es uno de los más vistos en el mundo, el cual aporta mucho a la economía de los Estados Unidos.
Además la actitud del Dr. Omalu, de ir más allá en buscar las causas reales de los deportistas, los cuales todos padecían los mismos síntomas, demostraba amor y entrega a su trabajo.
Al Dr. Bennet Omalu no le importó ser criticado por todos los jugadores y amantes del futbol americano, al tratar siempre de dar a la luz la causa de muerte de varios jugadores de diferentes equipos, ya que su intención no era terminar dicho deporte, sino encontrar la solución para terminar con el problema.
El Dr. Omalu se enfrentó a muchas adversidades durante el transcurso de su intención, pero nada lo detuvo, gracias a esto logró que todos sus esfuerzos valieran la pena y fuese escuchado y reconocido, además de eso, logró obtener oficialmente la ciudadanía de los Estados Unidos y que el gobierno de Barack Obama le ofreciera ser doctor para Washington D.C.
Como anteriormente había mencionado que el Dr. Omalu es una inspiración para muchos al no darse por vencidos nunca, ya que a veces mandamos señales a nuestro subconsciente al decir que no podemos, cuando en realidad debemos de estar haciendo lo contrario, y ponernos metas siempre con la mentalidad que las vamos a cumplir y dar todo el esfuerzo de nosotros mismos, a pesar que en el camino nos encontremos con obstáculos, hay que saber superarlos y dar todo para cumplir nuestra meta u objetivo.
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